011

Jueves 8 de enero de 2009
Sueño despierto

Carta a mi madre.
-----------------------------------------------

México D.F. a 8 de Enero de 2009

Hola:

Te escribe tu hijo menor, escuchando una canción de Children of Bodom y pensando en tu expresión cada vez que escucho esta música; sabes que mi papá ha aprendido a lidiar con ella a pesar de ser poco flexible, sin embargo desconozco la expresión de la que hablo, cuando te fuiste apenas cantaba lo poco de música que conocía, me gustaba Cri-Cri y sabía algunas letras de los discos de Jose Luis Rodríguez que me pedías poner... a pesar de lo que dice mi hermana, yo no recuerdo a Oscar Chávez... en fin.

Pensaba hace un rato en que jamás te he escrito una carta en un poco más de 20 años y sentí la urgente necesidad de hacerte saber lo que estoy pensando. No se dónde estarás, no se si estarás siquiera, pero aquí estoy tratando de recordar la empatía que aprendí de ti. Muchas veces he pensado en que no soy lo que hubieras querido como hijo menor, otras veces pienso que tal vez me querrías de todas formas, otras [las menos] pienso en que hubieramos peleado hasta que yo dejara la casa y aprendiera de la forma fea en otro lugar y con otras personas. Siempre he supuesto que tenías la mente adelantada, un poco como la mía, y si eso es cierto, entonces entiendo de dónde vengo, si no, aún no lo sé.

¿Sabes? este fin de año, a 20 años de que te fueras, volví a ver a mi tio Pay y a mi tío Juyo, hablaron mucho de ti, de mi abuelo, de mi abuela, y te sentí muy cerca, me sentí conectado con el lugar de donde vengo a pesar de no haber estado conciente cuando era niño, tengo detalles muy grabados de todo lo que hablé con ellos, cosas sin importancia como el sombrero que siempre usaba mi abuelo, el ingenio azucarero de mi bisabuelo, los zapatos viejos que traían todos mis tíos y tú, el chiquero que tenía que limpiar mi tío Pay, los puercos que montaban mis tíos más grandes; otras más importantes como tu viaje por Sudamérica del que aún hay fotos regadas por aquí; tu empeño en educar a los niños para levantar este miserable país, y cuántos no estarán agradecidos contigo siendo adultos, sin saber que ya no estás; el cómo nos enseñaste a leer antes de poder hablar bien siquiera; cuando mi tía Graciela te encontró llena de polvo después del sismo de 1985 en tu cama de hospital, nerviosa pero muy viva; cómo mi tita le lloró a mi abuela por que no nos llevara a mi y a mi hermana con ella cuando tú te fuiste tres años después... todo lo que me ha hecho lo que soy sin saberlo, todo lo que me ha traído hasta aquí; y me intriga de dónde, de un comerciante que era mi bisabuelo, y un campesino borracho y enojón que era mi abuelo, y una madre con un carácter del tamaño del mundo, vino a salir un diseñador industrial que odia el sistema impuesto y critica a la gente según lo que leyó de Nietszche, LaVey, Sagan y una pila de apellidos sin sentido... no tengo idea de dónde salió esta mente que ahora me mantiene haciéndome preguntas...

Espera...

De algo si estoy seguro, si estuvieras aquí ya me habrías jalado la oreja, me dirías que los problemas los pasaron ustedes antes que yo, para que yo, el güero, el Marquito, el pequeño, no tuviera conflictos existenciales cuando tengo casa, comida y ropa; cosas que no siempre tuvieron todos, ni mi bisabuelo, ni mi abuelo ni tú... de eso si estoy seguro porque yo también lo creo así; y tú, madre, estás tan adentro de mi mente que hablas por aquí... y yo, madre, espero no haberte defraudado hasta ahora, y te juro que lucho todos los días para no hacerlo. Defraudarte nunca.

Te amo.
Tu hijo.