Sueño nocturno
Iba en un taxi en una ciudad que no conozco, hacia un lugar donde debía hacer una parada, y después debía tomar otro taxi al aeropuerto. Iba a volar a Nueva York con Carolina. Ella iba por su cuenta, y habíamos acordado vernos en un lugar cerca del aeropuerto.
Le dije al taxista que tal vez podría esperarme en el lugar donde iba a hacer una parada, me dijo que no quería ir al aeropuerto porque todo estaba inundado, que por nada del mundo se iba a meter ahí. Cuando llegamos a la primera parada, me bajé del taxi con dos maletas, creo que una era de Carolina. Corrí a hacer lo que tenía que hacer (lo cual no recuerdo) y regresé a la calle a buscar un taxi. Recordé que había un lugar para rentar autos en la esquina así que fui ahí, temiendo que algún otro taxista me dijera lo mismo sobre las inundaciones. Renté un auto, subí las maletas y manejé al aeropuerto.
No recuerdo nada inundado, pero si me tardé mucho en llegar, el trayecto fue tedioso pero yo estaba feliz de ver a Carolina, pensaba en lo que íbamos a hacer y los lugares que quería enseñarle.
Después de mucho tiempo llegué a una calle cercana a donde debía ver a Carolina, estacioné el auto y vi que eran las 10 pm. Nuestro avión salía a las 11 y aun no estábamos en el aeropuerto. Entré en pánico, bajé del auto y corrí lo más rápido que pude. Di la vuelta a la esquina y vi un grupo de personas al rededor de una camioneta que se veía nueva, pero era un modelo antiguo, pasé junto a ellos y alguien gritó mi nombre, me detuve y giré la cabeza, era mi papá, pero tenía unos 35 años, tenía el cabello negro y su traje lo hacía ver como Carl Sagan. Me impactó verlo joven, me detuve...
Él: Hijo ¿A dónde vas?
Yo: Tengo que ver a alguien, voy a viajar.
Él: ¿Viajar? pero si eres un chamaco.
Yo: Pa, es difícil de explicar... No soy yo, soy yo, pero adulto, ahora tengo 33 años y vivo en Nueva York.
Él: ¿Qué? Pero...
Yo: Si, mira... agh, tengo muchísima prisa, pero ven (le di un abrazo), te quiero mucho, ya lo verás, el futuro trae tantas cosas...
Di la vuelta y seguí corriendo. Entré a un vestíbulo que parecía un restaurante, con paredes de cristal y una jardinera en medio con un árbol muy grande. En la jardinera estaba recargado un señor, y Carolina hablaba con él. Cuando me acerqué, noté que había una señora junto al señor y ella escuchaba la plática. Toqué el hombro de Carolina - ¿Nutri? -. Ella me vio y brincó a abrazarme, la quería.
Yo: No sabes todo lo que pasó de camino... ¡Es tardísimo!
Ella: ¡Ya sé! ¿Tus maletas?
Yo: Están en el coche, voy por ellas, quería encontrarte primero.
Corrí de regreso y busqué, y busqué, pero no pude encontrar el auto, intenté regresar por donde había llegado y no resultó, no reconocía las calles, intenté conservar la calma. Nada era igual, el lugar donde había visto a mi papá ya no estaba, las calles ya no estaban húmedas, comencé a llorar. Carolina me tocó el hombro:
Ella: Está bien...
Yo: ¡No, no está bien! Debía estar aquí, las maletas, el viaje.
Ella: No importa, me voy a ir a casa de una amiga ahora, es más, podría estar dormida ahorita, ahhh eso si se me antoja, descansar.
Me abrazó. Desperté.